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Channel: El Hombre de Anchiano
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Primo hermano de Rivera.

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Se habla de regeneración, pero cada vez está más claro que si nosotros no lo remediamos, tendremos un gobierno ultraconservador durante los cuatro próximos años. Espero equivocarme.

En todas las conversaciones sobre memoria histórica que hemos podido oír durante los últimos años en la radio o en la tele existía un componente burocrático o administrativo que utilizaban como argumento todos esos que, en el fondo de su corazón, lo que hacen es añorar los tiempos en los que una dictadura (no lo olvidemos) controlaba a fuego lento la salsa del cocido para que no les quedase demasiado gorda. Mucho más lento que el fuego rápido que acabó con miles de personas por no comulgar -en sentido literal y figurado- con unas ideas que, si bien en la sociedad demócrata pueden tenerse o no tenerse, cada día queda demostrado que pertenecen precisamente al siglo XX, o antes.

Que un Fulano, de la edad que sea, piense que España solo hay una, grande y libre. Que crea en la gracia de Dios y la Iglesia. Que le guste la tauromaquia. Que le gusten las mujeres. Que se ponga cachondo viendo desfilar a la Legión, o a su cabra. Que, en general, se sienta y se siente a gusto en su sofá con todas esas líneas rojas que la dictadura de Franco se encargó de dejar bien marcadas puede parecer lícito. Quiero decir, cada uno piensa como quiere y para gustos están los colores. A lo mejor su vida ha girado en torno a ello porque ha tenido un padre que le ha obligado a hacerlo. Sólo él lo sabe. Ahora bien, que ese Fulano no sepa nada de Historia (o sí) y no quiera ver que Dios es un invento del ser humano, ni admitir que haya gente que prefiera creer en la Ciencia. Que no admita que el animal sufre durante la corrida, independientemente de que haya vivido a cuerpo de rey (¡qué grande, Ortega Cano!). Que sea intolerante con la gente de opciones sexuales diferentes a la suya, cuando a él lo máximo que le puede pasar es que le “entre” un chico, y con decir “no” soluciona su problema. Que no admita que haya gente dentro de la disciplina de las Fuerzas Armadas (o de la Iglesia) cuyas prácticas de abuso de poder han creado cientos o miles de traumas psicológicos de los cuáles muy pocos salen a la luz. Eso no es defendible, porque no es para nada democrático. 

Dicho esto, la realidad de todos los contenidos televisivos sobre memoria histórica se ciñen a si en nosequé pueblo o ciudad se ponen o quitan placas a calles y plazas cuyos propietarios fueron personas que pensaban, en su gran mayoría, como ese Fulano. “Generalísimo Franco”, “Avenida del Ejército…”, ministros y generales varios, etcétera. Un interminable listado de nombres y efemérides que al final -o casi- de la Guerra Civil fueron ordenadas por los ganadores  estableciendo un listado de prioridades sobre qué o quién podía tener dedicada una vía pública. Entre esas categorías, por ejemplo, haber sido “Héroes de nuestra Cruzada”… Tela marinera.


Hoy veo que se les llena la boca diciendo que Mas se envuelve en la bandera cada vez que le destapan las vergüenzas bancarias en Catalunya. Hablan de secesionismo, de corrupción, de mayorías necesarias… A mí no me engañan. ¿A vosotros?… Intentan desviar el tiro para que parezca que lo bonito es permanecer unidos (que no lo dudo), pero lo hacen a la fuerza cuando deciden atacar a los catalanistas. Lo que es implanteable a estas alturas del partido es querer seguir dando vueltas en círculo al tema independentista para defender que la unidad de España reside en no hablar de “vencedores” y “vencidos”, ni de rencores o enfrentamientos cuando lo que hacen con ello es burlarse de los que lucharon precisamente para que un dictador no mandara por el desagüe la época en la que el desarrollo industrial comenzaba a lanzar un país hasta dónde nunca antes había estado. El problema es que todos esos dueños de calles vivían en la comodidad de los que se saben intocables. En aquella época de la que ahora el Partido Popular y Ciudadanos no quieren hablar se permitió sentar las bases de la España podrida que tenemos ahora. Con lo fácil que hubiera sido hacerlo bien. Y progresar. Todos. Pero es lo que tienen las guerras civiles. Gane quién gane, el que lo haga convivirá con sus enemigos. Y lo peor de todo es que parece que Albert Rivera, alguien que se erige en adalid de la regeneración, no es capaz de disimular su apoyo a aquellos homenajeados por muy bien que lo disfrace hablando. Lo corrobora además con las bombas de humo que tira cada vez que le preguntan sobre la educación y la sanidad, poniéndolas a la altura que las ha dejado el PP, vendiendo la moto día sí y día también. A ver si va a resultar que el señor Rivera es uno de esos Fulanos de los que hablábamos arriba, incapaces de admitir ciertas cosas básicas para que no le digan que, más que Rivera, parece Primo de Rivera. Primo hermano de Rivera. No es trigo limpio, sospecho… y será presidente, me temo.

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